EUROPA
PRESS
17
agosto 2022
¿Qué es la 'dismorfia
del selfi'? ¿Cuáles son sus síntomas?
La profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y
Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC),
Montserrat Lacalle Sisteré, advierte de la extensión
entre los adolescentes del trastorno conocido como "dismorfia
del selfi", es decir, "compararse con
imágenes retocadas o distorsionadas por filtros de redes sociales", y lo
asocia a una baja autoestima de estas personas.
Según la experta, este trastorno dismórfico
corporal (TDC) tiene su origen en el auge de las redes sociales (en especial
las más visuales, como TikTok o Instagram).
"Las fotos nos muestran como un ideal algo que no es perfecto y que no es
la realidad. No me estoy comparando con la modelo de cuerpo perfecto, sino con
un montaje de Photoshop", explica.
Al hilo, recuerda que, durante la adolescencia, es
"básica" la comparación con otros. "Buscas grupos de iguales,
buscas tu lugar. Los referentes externos son muy importantes. Si en esa
búsqueda tienes referentes que no son reales, estamos perdidos: te comparas con
algo que no existe y tu nivel de exigencia es tremendo", indica Lacalle.
LA TERAPIA PSICOLOGICA, ESENCIAL
Así, detalla que la 'dismorfia del
selfi' empieza a ser un TDC desde el momento en el
que modifican las conductas de las personas afectadas, que a menudo buscan
pasar por el quirófano. "Las asimetrías presentadas en ojos y fosas
nasales se convierten en una obsesión para estos pacientes, que suelen estar infradiagnosticados y terminan pasando por quirófano cuando
lo que necesitan es terapia psicológica", explica.
Las áreas que más preocupan a mujeres afectadas por el TDC
suelen ser nariz, muslos, caderas y piel; en los hombres, cabello (alopecia),
músculos y genitales. "El riesgo es que la operación se entiende como un
medio para la resolución del problema cuando el problema es psicológico",
indica por su parte Mireia Cabero Jounou, profesora
colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la
UOC.
Quienes padecen TDC suelen presentar unos síntomas
concretos: conductas de camuflaje que alteran su día a día, con maquillaje o
adoptando ángulos o posturas que les favorecen; comparación con uno mismo y con
los demás; verificación (se miran compulsivamente al espejo); aseo e higiene
excesivos; pellizcarse la piel; inseguridad; baja autoestima y conductas evitativas (cancelar citas, por ejemplo, para no ser
juzgados).